A dos metros de distancia sus miradas se cruzaron. Ella pensó que la felicidad no es completa, que la vida es el equilibrio entre el azar y lo seguro. Él pensó que es suficiente con la mitad para dormir ocho horas.
Pero ese día, varias risas, un abrazo y como mil palabras lo separaban del reposo. Pensaba que era inevitable verse. Ella guardaba silencio de forma intermitente. Él quería abrazarla de forma continua.
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