17 de junio de 2015

El ángel exterminador, de Luis Buñuel



Ésta es la segunda película que veo de Buñuel, la otra, El Perro Andaluz, sé que es una obra de arte, pero es un comentario producto de cierta racionalización, diferente a decir que me gusta, honestamente creo que es esnob por la influencia de Dalí. No me gusta Dalí. Mi opinión, ingenua por supuesto, es que nadie puede ser convencido de que una obra artística le gusta. Alguien le puede dar argumentos a uno de por qué el 2° movimiento de la Séptima de Beethoven es magistral, y uno puede evaluarlo y estar de acuerdo, pero disfrutarlo sigue estando lejos de creer que es una buena pieza musical. Yo creo que el disfrute del arte es irracional.
Bueno, esa digresión no sirve de mucho. El Ángel Exterminador me gustó mucho, y no estoy tan seguro de decir por qué. El argumento es absurdo: un grupo de personas con un gusto evidente por la etiqueta y las buenas formas sociales se queda atrapado en una habitación sin que exista una aparente razón, dado que no hay impedimentos físicos para que salgan. La gente pierde sus buenas formas y su etiqueta, claro está. Mi interpretación es que Buñuel se estaba burlando de la etiqueta mostrando que ésta es un artificio con el que la gente construye su propia importancia y distinción y que en una situación límite el ser humano es simplemente el ser humano. Caben otras interpretaciones, incluyendo las políticas. El uso de simbolismos es rico y sofisticado, pero no excesivo.

Ficha

Director: Luis Buñuel
Guión: Luis Buñuel y Luis Alcoriza
Protagonistas: Silvia Pinal, et al.
Duración: 95 min
País: México
Año: 1962

22 de enero de 2015

Ubiquitous mind by C. Koch

Koch, diciendo que todos los objetos físicos pueden tener algún grado de conciencia (esa cualidad de sentirse algo, de experimentar en primera persona). Sería fácil tildarlo de loco, o pseudocientífico, pero en el fondo es una aseveración difícil de negar filosófica y científicamente por lo siguiente:
- El ser humano es del único ser que podemos afirmar categóricamente que posee conciencia
- El cuerpo humano es, primeramente, un objeto físico compuesto de subsistemas interrelacionados (por ejemplo los nervios ópticos se comunican con la corteza), y como objeto físico, no está compuesto de más que de materia y energía, tal como otros objetos físicos
- El argumento de la 'realizabilidad múltiple', bajo el cuál está compuesta mucha de nuestra tecnología y que reza, más o menos, así: muchas funciones (como la función de 'ver') pueden ser realizadas por muchos tipos de sistemas (por ejemplo, los ojos de mamíferos, las cámaras de video, etc).
¿Podría una mesa ser hasta cierto grado consciente? Si la conciencia es tan ubicua, quizá deje de tener sentido. Parece que la sobrevaloramos, pero no estoy seguro.

http://christofkoch.files.wordpress.com/2014/01/cr-panpsychism-jan-141.pdf

30 de noviembre de 2014

Los juegos del hambre desde un punto de vista sociológico



Más que una reseña, es una reflexión. Este comentario fue de mi amigo Eder Noda:

"Un  jugador del distrito 12 que se va a los juegos del hambre (la industria tecnológica), despoja su humanidad (enajenación del trabajo) a cambio de que si gana (productividad + competencia), podrá dejar de ser pobre y el sistema lo retribuye incluso hasta con riquezas.
Entonces, el sistema dará un recordatorio a los rebeldes: tenemos el control. Esas oportunidades de concurso te lo da la institución como la escuela o el sindicato y la burocracia. Y claro que pueden acceder los pobres, pero eso no cambia la pobreza porque se produce por el propio sistema de desigualdad que existe."

No creo estar diciendo mucho si digo que tanto las películas como los libros siguen la línea de las distopías y el mensaje político de la rebelión. Katniss Everdeen, que en la película está representada por la bella Jennifer Lawrence y en el libro uno se imagina una especie de Rosa Luxemburgo, es una impetuosa, inteligente y joven habitante del distrito 12, el más pobre de todos. ¿Se nota el dejo marxista? De la clase más oprimida surge el símbolo de la lucha.

Distritos organizados y controlados mediante la fuerza brutal y el entretenimiento por un órgano central (dictatorial) llamado el Capitolio. Nada nuevo hasta aquí. Como mencionó Eder, no solo está el control y el entretenimiento. El Capitolio añade algo más: la esperanza, la administración de la esperanza. Un eco lejano en la historia mil veces repetido se escucha: los pobres tienen oportunidades, el problema no es de la sociedad y del estado. ¿Por qué alimenta la esperanza el Capitolio? Porque la culpa no va a ser estructural (del sistema), sino del individuo. Fácil. Pareciera que la opresión y la pobreza no son momentos singularmente situados en la historia y la cultura, sino que surge de la volutad de los ciudadanos: ellos no quieren estar mejor.

Hay qué ver más cerca todo esto. En el Capitolio habitan los ciudadanos llamados... exacto, capitalistas. Estos capitalistas disfrutan no de lo que producen, sino de lo que producen los otros distritos (más pobres), que no disfrutan el producto de su trabajo sino que, enajenados, solo observan cómo les es retirado todo, incluso la vida, tan solo por razones históricas. Sí, entonces fue la historia la que justificó el poder de unos sobre otros, la historia es la legitimadora de la obediencia, la opresión, el control autoritario. El mensaje es claro: los capitalistas usan el poder del estado para legitimar su posición ventajosa, y cuando los oprimidos quieren levantarse, el estado usa la violencia.

En la última entrega (falta una más) vi un giro bastante cínico. Los rebeldes ya se están organizando, pero usan a la rebelde Katniss como símbolo mediático. Katniss está condenada a proveer la libertad de los otros. No hay solución posible a este enredo. Los revolucionarios están usando maquiavélicamente al símbolo rebelde. ¿Se justifica la libertad de todos privando de libertad a una persona y manipulándola? ¿Katniss y el poder de hacer la diferencia? El viejo dilema del individuo o el grupo. No miente el Capitolio, su control y su organización opresiva mantienen viva a la gente. Los ciudadanos no quieren solo sobrevivir y miles se sacrifican. Los ideales prevalecen, pero no deja uno de preguntarse si todo esto vale la pena. La historia no carece de sentido de la ironía y del cinismo.


J.E. Alcalá

18 de octubre de 2014

Waking life, de Richard Linklater




En general se trata de un tema antiquísimo: del sujeto que despierta ante la realidad y toma una posición ante ella. ¿Cuándo el hombre dejó de ser natura y se escindió de ella? Imagínense como un ser en transición entre un organismo del género Homo, predecesor del hombre moderno, que de pronto se descubre a sí mismo, toma conciencia de sí, se convierte en un narrador omnipresente de sí mismo.

Linklater usará como metáfora o como guía el sueño lúcido del protagonista para ir al núcleo de la cuestión. Y un montón de filosofía, occidental y oriental.
En la película en realidad no pasa nada, o casi nada. No hay clímax, ni cronología. El protagonista es intemporal y solo hay una sucesión de eventos que sólo pueden ser conectados a través de la memoria. Sólo una constante sensación de extrañeza, esa que sentimos cuando en un sueño de pronto estamos situados en su argumento sin saber cómo llegamos ahí. Esa misma que quizá sintió Gregorio Samsa cuando despertó siendo un enorme insecto.

En uno de los cambios un profesor contrapone el posmodernismo con el existencialismo. Libertad de ser versus confluencia de fuerzas sociales e históricas que determinan a un sujeto. Hay, quizá, una ligera alusión al budismo (de hecho las hay durante toda la película) que considera la existencia como un sufrimiento, pero si es una consecuencia también es una decisión. No hay pretextos.

Después se trata el post-humanismo. Empieza dando un brevísimo recorrido de la evolución: dos (o tres) mil millones de años de vida, seis millones de años de los homínidos, decenas de miles de años del hombre como lo conocemos. Después salta a la evolución sociocultural: diez mil años de agricultura, cuatrocientos años de revolución científica, ciento cincuenta años de revolución industrial. En este punto toca un tema entre la ciencia ficción y los alcances de la tecnología moderna: algo llamado singularidad (tecnológica), un punto de inflexión en el desarrollo a partir del cuál podrían pasar una o dos cosas: cambios análogos (intervención para modificar nuestros genes) y/o cambios digitales (inteligencia artificial o unión máquina-hombre). Según Eamonn Healy (el científico que lo explica), esto llevaría a la creación de un neo-humano, un punto en el cuál se diferenciaría claramente dos culturas debido a este gran salto evolutivo no natural, otra escisión más del hombre de sus contemporáneos.

Después viene un tema político desarrollado por un periodista con el protagonista (?). "Los poderes hegemónicos quieren que seamos observadores pasivos, nos han dado otras opciones, fuera de lo ocasional, el puramente simbólico y participatorio acto de votar: quieres el títere de la derecha o el de la izquierda". Después de lo cuál, se inmola. Aquí vuelve a surgir la confrontación entre existencialismo y el posmodernismo. El hombre construido por los medios y la confluencia de fuerzas incontrolables y el hombre que toma una decisión, por futil que sea, que nadie más puede tomar por él.

Sirva esto de señuelo. Es una película de múltiples lecturas.


14 de septiembre de 2014

Mulholland Drive, de David Lynch




He aquí una pieza discontinua, confusa, tétrica, con elementos eróticos intercalados y una completa sensación de extrañeza durante las primeras 3/4 partes de la película. Otro ejemplo de "vuelta de tuerca" narrativa. El universo de Lynch es surrealista y absurdo (quizá su película más lineal sea El hombre elefante, y quizá en donde lleve sus ideas oníricas al extremo sea Eraserhead). Si se quiere ver una historia lineal hay qué hacer un esfuerzo: verla hasta el final y después reconstruirla. Exige un esfuerzo intelectual casi académico: hay simbolismo e incluso las escenas que parecen azarosas están conectadas bajo un argumento verosímil. Digo verosímil porque lo onírico es complejo de definir. Cito una frase de Valéry: 
...en el sueño se produce algunas veces un acuerdo singular entre lo que se ve y lo que se sabe; pero es un acuerdo que no se soportaría en la vigilia, veo a Pedro y sé que es Jaime...
Este saber lo que es mientras se percibe otra cosa diferente es algo que solo ocurre en los sueños. ¿Quién no se ha soñado en su casa, abre una puerta y da a un cuarto que no existe? El sueño es una discontinuidad de nuestras vidas. En la vigilia todas nuestras conductas son coherentes, cronológicas, factibles. Dormir es otro estado diferente a estar despierto, y otras cosas suceden. Normalmente, este estado lo padecemos, en el sentido de que nos ocurre y poco podemos hacer al respecto. Hay, sin embargo, sueños en los que somos conscientes, sabemos que estamos soñando y se siente como si fuera real. Ver un sueño en estado de vigilia. Parece que era la intención de Lynch, no sé si decir que el último cuarto de la película resuelve la trama, porque lo cierto es que no hay un tercer narrador explicando nada: tenemos qué ser partícipes y un poco arbitrarios al decidir qué fue real y qué no. Lo dejo a su interpretación.


Ficha técnica:

Director: David Lynch
Guión: David Lynch
Protagonistas:
Justin Theroux
Naomi Watts
Laura Harring
Ann Miller
Robert Forster
Música: Angelo Bandalamenti
Premios: Premio al mejor director del Festival de Cannes

Ver online (HD):

http://floow.tv/pelicula/3812/mulholland-drive-hd#/watch

31 de agosto de 2014

Vals con Bashir, de Ari Folman




Una reconstrucción de la memoria del director, Ari Folman, en su paso como soldado por la guerra libanesa de 1982 (que, a raíz de la invasión israelí, surgiría el grupo 'terrorista' Hezbollah con apoyo económico y armamentístico de Irán y Siria). Comienza con una charla entre él y un amigo en un bar donde éste le narra una pesadilla recurrente asociada a la guerra. Folman comienza a tener sus propias visiones, sobre la llamada Masacre de Sabra y Chatila (perpetrada por las Falanges Libanesas, grupo político-religioso cristiano pro-israelí), sin saber exactamente si son falsos recuerdos o no, sugeridos quizá por la propia pesadilla de su amigo, o quizá fundados en un miedo a la masacre más antiguo que su propia existencia. Entre entrevistas y conversaciones con viejos amigos y testigos de la guerra y la masacre, revela los horrores del conflicto. La muerte es solo un escenario de lo que Samuel Huntington llamó en 1992 El choque de civilizaciones (claro, 10 años después del conflicto). Parece una instantánea de los conflictos entre Palestina e Israel y, más generalmente, como Huntington apunta, entre el occidente y el oriente, relatado no desde la historia sino desde los puntos de vista subjetivos de quienes perdieron la memoria. Pero la memoria los encuentra a ellos
con la culpa, en sus sueños.

La película empieza con una pesadilla. Después, hace un cambio a la realidad, que, sin embargo, sigue siendo una pesadilla. Al final, la última escena es completamente aterradora. Nos damos cuenta de por qué Folman quiso olvidar al mundo al llevar marcas de ese viaje. Y nosotros seguimos en ese mundo: un espacio infinito donde ocurren atrocidades que nuestras pesadillas difícilmente pueden igualar. ¿A dónde huir entonces? Al olvido. Olvidemos las masacres, los asesinatos, el peligro de estar vivos. No podríamos vivir pensando que esa realidad no es una abstracción de los periódicos, sino que es nuestro contexto. Allá, en 1982, o aquí. Siempre.

Ficha:
Director: Ari Folman
Guión: Ari Folman
Protagonistas: Ari Folman
Género: Documental animado, autobiografía
Música: Max Richter 
Lenguaje: Hebreo
Países: Israel, Alemania, Francia

Ver online:


17 de agosto de 2014

El Golem de Piotr Szulkin







Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.


La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El Golem, Jorge Luis Borges

El rabino Judah Loew ben Bezalel creó en una sinagoga de Praga en el año de 1270 un ser de barro, como Adán, fuerte pero poco inteligente. La leyenda del Golem, sin embargo, tenía milenios de existencia. Piotr Szulkin hace una versión moderna, en un ambiente post-apocalíptico y bastante confuso y perturbador, en el que la ciencia ha adquirido la técnica necesaria para hacer estos seres y, sin embargo, quizá ha perdido su humanidad. Este Golem, sin embargo, es algo extraño: piensa y actúa sin seguir los designios de sus creadores (que en escenas paralelas, a través de un televisor, nos dan las pistas).
Lo veo como una especie de sátira, desde mi punto de vista: es un ser que actúa de forma más humana que los propios humanos, y los humanos lo ven con extrañeza (y es una extrañeza que sentimos propia debido al ambiente soporífero y terrorífico en que se sitúa, con reminiscencias desde la primer escena, a Kafka).
No tengo nada más qué agregar.

Ficha técnica:

Director: Piotr Szulkin
Género: Ciencia ficción, distopía (?)
Idioma: Polaco
Año: 1980

Referencias:

http://www.imdb.com/title/tt0080806/

Enlace de descarga:
https://mega.co.nz/#!mF4TCRzA!Hzm2WAIwajI830CvZ21TIYin1uMwtfFx2G5-ezxrBr8
Tiene subtítulos incluidos en archivo aparte. Basta con arrastrarlos a la ventana de reproducción.