10 de agosto de 2011

Un tema escatológico

El trabajo de ese sujeto es cagar. Como suena: tirar mierda, desalojar el tanque, tirar el topo, sacar la lengua del chimuelo. Algunas veces bajándole al desagüe. Otras, cuando la caca sale en cantidades insignificantes, la deja acumular, a despecho de los olores que la mierda acumulada junto a bacterias y hongos aerobios y anaerobios pueden producir. Si el espacio es minúsculo, el olor de la caca es insoportable.
Leves a veces, abrumadores y terroríficos casi siempre, los cilindros marrones abandonan su colon, su culo, donde la espalda termina en remolino, el ojo del huracán. Vivir de la mierda. Tragar gracias a la mierda. Y la cajeta, la cagada, la melcocha: fuente inagotable, fluido sempiterno. Mientras uno viva, uno come; uno come, uno caga. El pan tostado de los deshechos orgánicos. La sopa del bolo.
Los pedos que abrieron camino en lugares atestados. El intestino es la herramienta corporal más útil cuando hay una larga fila en la tortillería.

Este escrito no continuará. Ya me harté de hablar de mierda.

j/e

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