18 de agosto de 2011

País de siempre

Vivo en un país curioso. Un país donde las filosofías de vida son dictadas por borrachos vueltos famosos, que miles de estúpidos le ríen y lo siguen y captan el mensaje "ponerse bien pendejo para entrar a una ruta de felicidad" cada puto fin de semana.

Un país que es dirigido por un borracho que inició una guerra maldita para salvar su pellejo, que curiosamente es el sustituto de un payaso de rodeo que decía tonterías sin ruborizarse. Este es un país donde decir pendejadas te hace más digno y más famoso. Solo aquí señores, solo aquí pasa. La alternancia política la constituyen mafias de poder que piden presupuestos millonarios para sus campañas políticas, dinero del erario, dinero nuestro, y sus campañas políticas consisten en llenar de basura las calles y afear los postes de electricidad y las paredes de blanco y colores llamativos, puesto que nos consideran yo no sé qué, insectos o colibríes guiados por el color del fuego hacia su propia muerte. O bien, son representadas por un payaso paranoico con delirios de persecución y conspiraciones en su contra, el Mesías de la Izquierda política... ¡ja!

Y nosotros, pobres pendejos, pendejos y pobres, somos incapaces de inconformarnos. Para qué, para qué si tenemos la tortilla a 10 pesos todavía, si podemos ponernos pendejos con 100 pesos y olvidar la tragedia. Para qué si podemos pagar en Elektra la tele de 50 pulgadas. Para qué si los conciertos de Jenny Rivera son tan baratos gracias a la gestión cultural del alcalde. Que haya banda y cerveza, el viejo lema romano reciclado y reciclado hasta el hartazgo. Somos unos pendejos. Bien pinche pendejos y nos gusta. Que siga la fiesta pues, que sigan las muertes, nosotros cerraremos los ojos como las avestruces, y eliminaremos la realidad.

Y que nos habran universidades públicas y que las obliguen a pasarnos y darnos un título aunque no sepamos ni madres y no demos una en el campo laboral. Que todo sea simulacro, que nos den el papel que diga "Ingeniero", lo demás no tiene importancia. Universidad: ese paso por el mundo, esa institución creada para entretener a los mediocres mientras sustraen el dinero de sus padres. Su sello: cada miércoles hacer la fiesta característica, la que nos da honra como personas pensantes, como élite de la sociedad, la cumbre de la gente preparada. Ya no el pensar, sino el ponerse imbéciles enriqueciendo tequileras y cerveceras. Pinches pendejos. Que no nos hagan pensar, que los maestros "duros" aflojen, no queremos aprender, no vinimos a eso, no, vinimos a hacerle al idiota. Que corran a esos maestros comprometidos, no los queremos, queremos más mediocres como nosotros. No queremos que este país progrese, no queremos que la sociedad despierte...
Ándele pendejos, sigan adormilados, que se los sigan cogiendo.


j/e

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