13 de enero de 2012

I

La noche amortajó el espacio. No siempre puede llegarse a un cuerpo persiguiendo una sombra, te topas con el muro de formas inauditas
como una mesa
como un espejo
como tu propio cuerpo.

Sigues palpando. No es agnosia. Estás desesperado.
Hueles a ceniza. La postsustancia residual de la existencia. Emmanuel reducto de la nada.

Es hora de desaparecer por las grutas que formaron tus uñas. Te preguntarás dónde estas indefinidamente, en la línea del tiempo, aunque te ubicaras plenamente en un plano cartesiano en las tres direcciones que proyecta el punto que es la materia de la que estás hecho, aún así no sabrías qué es esa cosa que sientes como tú, por qué estás parado y confundido observando inamovible el abismo ininteligible que entra por tus ojos. En duda perpetua, ¿a dónde vas?

Point spread function, le llaman los físicos de óptica a la función que puede traer de vuelta el objeto real cuando una imagen es borrosa. Point spread function. No sabes despejar la incógnita. ¿Cuál incógnita? La del miedo, seguro.

No sabes de dónde partiste, construiste el  laberinto que se hizo tu hábito.

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