- Escuché algo: "cállate", después oí un disparo. Después me desperté, creo. Eran las 12:00 am, recibí un mensaje, ella llegaría a las 3 pm, tenía cinco horas para eso. Hice lo habitual, aunque no estoy seguro de que esa sea la palabra. Tenía esa sensación, ¿sabe? De extrañeza, de no estar familiarizado. Conocía... cómo puedo explicarlo, tenía un conocimiento preciso de las cosas... dónde estaba el café, qué marca tenía, mi ropa, pero al moverme, al sortear la puerta, al oler el café... no podía asociarlo a nada, a un sabor, a un momento pasado, nada. Cuando estuve listo fui a la central, por ella. Había recibido un mensaje de que me estaba esperando. Busqué su cara pero no la vi. Le envié un mensaje por celular, le decía que estaba parado buscándola y no la veía. Sonó un celular a unos diez metros. Una muchacha de cabello ondulado y blusa morada se levantó, miro alrededor y se volvió a sentar. Recibí un mensaje inmediatamente "estoy aquí, no te veo, traigo una blusa morada".
- ¿De su número?
- Sí, su número, lo tengo registrado. Se lo mostraré.
- Corrobore este número con nuestros registros... Continué.
- Le respondí diciéndole que sólo había una persona con blusa morada en toda la sala de espera. Me dijo "soy la única persona con blusa morada entonces". Me pareció extrañísimo, ya sabe, . Puede tener una idea, todo el día me había sentido extraño... alienado. Después pasa esto... que mi recuerdo de cómo era ella no concordaba con lo que estaba viendo, ¿qué se supone que piense? ¿Era una agnosia? Quiero decir, no la reconocí, la cara que recuerdo no concordaba, nada concordaba. Fui hacia ella, marqué su número cuando me encontraba lo suficientemente cerca. Contestó...
- ¿Entonces perdiste el conocimiento?
- No inmediatamente, pude oírla, incluso alcancé a acercarme y le toqué el hombro.
- Es curioso que hayas pasado un día entero sin ver tu reflejo.
- ¿Qué dice?
- Toma ese espejo por favor. Mírate. ¿Recuérdas quién eres?
- No. ¡No soy ese!
- Cálmate, relájate. Quiero que me digas algo. Cuando la viste ¿no tuviste la sensación de que fuera ella?
- No. Quiero decir, esa no era su cara, no era su apariencia.
- Lo sé. Me refiero a si no notaste algo que te hiciera reconocerla, una percepción conciente de ella, ignorando su apariencia.
- No, nada.
- Hum. Intentaré explicarte lo que pasó. Codificamos tus recuerdos. Es decir, intentamos deducirlos en términos de códigos de frecuencias eléctricas para reproducirlos después en otro cerebro. ¿Recuerdas la apariencia precisa de la mujer que esperabas?
- Permítame...
- No te esfuerces. No la recuerdas, pero sí sabes que ella no es como se veía, probablemente le asignaste una apariencia aleatoria. Pues bien, ese conocimiento es falso: ella sí es ella, en su cuerpo. Todos tus vínculos con ella carecen de una imagen de lo que ella es. Sólo logramos reproducir lo que podríamos llamar memoria emocional, pero no pudimos lograr que los recuerdos emocionales tuvieran significado y forma. Lo que tienes es un nombre que evoca ciertas emociones asociadas. En principio debería funcionar, deberías haber asociado también su fisonomía. No entendemos qué pasó, no llegaste a consolidar ese recuerdo y olvidaste su apariencia física. No pudiste experimentarla a ella, no como experimentas una manzana, la manzanez de la manzana, por decirlo de una forma.
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